
10 May Ciberseguridad: ¿Qué lecciones podemos extraer tras un ciberataque?
La incorporación de las nuevas tecnologías al mundo empresarial y la progresiva digitalización de los negocios supone, sin lugar a dudas, grandes avances para el tejido societario. La mayor eficiencia de los procesos productivos, la reducción del riesgo del fallo humano o la mayor velocidad de las comunicaciones son algunas de las grandes ventajas que éstas han generado. Sin embargo, también existe una ‘cara B’ ante la que hay que estar muy alerta: los ciberataques y, en general, la ciberseguridad. Nuevos entornos suponen también nuevos terrenos desconocidos en los que la vulnerabilidad es la regla, hasta que se alcanzan los medios tecnológicos y legales adecuados para combatirla.
La realidad es que cada vez leemos más titulares acerca de la ciberseguridad y los retos que ésta supone. Y es que la tremenda dependencia tecnológica que ha propiciado la digitalización ha provocado un incremento de los ciberataques de hasta el 300% entre los años 2015 y 2016 a nivel mundial. Según las estadísticas, se sufren unos 4.000 ataques diarios entre particulares y empresas.
Los ciberdelincuentes han encontrado en la red una vía amplísima para llevar a cabo sus actividades ilegales. Las formas de hacer negocio por parte de este sector también van mutando y volviéndose más sofisticadas. Por ejemplo, se ha convertido en moda llevar a cabo ataques y robos de información para luego extorsionar a empresas o desestabilizar el precio de sus acciones en bolsa hasta conseguir lo que piden. Sin embargo, no sólo las grandes empresas son objeto de estos ciberataques; también las pequeñas y medianas se encuentran el ojo de los ciberdelincuentes.
La ciberseguridad empieza por el factor humano
Una de las circunstancias clave que pone a la empresa en riesgo de sufrir un ciberataque es el desinterés o la apatía de sus trabajadores y directivos ante la posibilidad de participar en el sistema de ciberseguridad. Así, los puntos débiles que buscan los hackers no se encuentran en cortafuegos defectuosos o software inestables, sino en las personas que descuidan los protocolos de seguridad necesarios.
Por eso, un primer paso hacia un modelo de ciberseguridad estable en nuestra empresa es el reconocimiento de las redes de comunicación -no sólo las redes propias pueden contener fallos que sirvan como puerta de entrada a los cibercriminales, sino la de proveedores, clientes, etc.- Llevar a cabo una limpieza integral de la estructura digital de la empresa e identificar dónde se encuentra archivada cada información y el grado de protección de la que está dotada también es necesario.
Se trata de mantener una escucha activa y entender el organigrama completo de la empresa, de forma que ningún detalle de seguridad se nos escape. En este sentido, resulta clave tener en cuenta que necesariamente habrá que invertir en ciberseguridad cuando se trata de elegir nuestros dispositivos (ordenadores, móviles, tabletas, impresoras y demás periféricos…), ya que el nivel de ciberseguridad del que dotemos a nuestra empresa determinará su futuro.
Y es que los ataques informáticos cada vez se encuentran más ‘democratizados’ en la red y en muchos casos no distinguen entre grandes o pequeñas empresas. Por eso se hace tan importante dotarse de herramientas preparadas para combatir en la batalla de la ciberseguridad; una inversión que sin duda evitará sustos posteriores y pérdidas de información que pueden acabar con la buena marcha de cualquier negocio.
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